Grupo Tú Eres Misión: La Iglesia local, sujeto de la misión ad gentes
Oración
A pie descalzo, despojados de las sandalias, así entramos en esta aventura.
A pie descalzo, buscando la originalidad, la pureza, las raíces, así caminamos.
A pie descalzo, desnudos de postizos, de parches y adherencias, así caminamos.
A pie descalzo, con sencillez, sin hacer ruido, sin afán de dejar pisadas para que otros nos sigan,
caminamos con el corazón en vilo, entrando en lo desconocido, en lo que no se mide,
en lo que vale, en lo no comerciable, así entramos en la aventura de llegar a Dios,
de experimentarlo, de sentirlo cercano, amigo…
A pie descalzo, como peregrinos, paso a paso, sin desmoralizaciones, conscientes de la necesidad de orar, confiados en la luz y fuerza del Espíritu.
Amén
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles
Israelitas, escuchad estas palabras: a Jesús el Nazareno, varón acreditado por Dios ante vosotros con los milagros, prodigios y signos que Dios realizó por medio de él, como vosotros mismos sabéis, a este, entregado conforme al plan que Dios tenía establecido y previsto, lo matasteis, clavándolo a una cruz por manos de hombres inicuos. Pero Dios lo resucitó, librándolo de los dolores de la muerte, por cuanto no era posible que esta lo retuviera bajo su dominio, pues David dice, refiriéndose a él: Veía siempre al Señor delante de mí, pues está a mi derecha para que no vacile. Por eso se me alegró el corazón, exultó mi lengua, y hasta mi carne descansará esperanzada. Porque no me abandonarás en el lugar de los muertos, ni dejarás que tu Santo experimente corrupción. Me has enseñado senderos de vida, me saciarás de gozo con tu rostro.
La recuperación de la idea y de la experiencia de la Iglesia local ha permitido a la Iglesia católica descubrirse como una Iglesia mundial, presente en todos los continentes, por ello hablamos de “comunión de Iglesias” (AG 19) o de “cuerpo de las Iglesias” (LG 23) para definir a la Iglesia católica.
La realidad de la Iglesia local se encuentra profundamente vinculada a la misión universal, a la misión
ad gentes. La Iglesia existe gracias a la acción misionera, en el dinamismo que va de la evangelización local a la responsabilidad de la evangelización del mundo entero. Esto lo vemos en el testimonio admirable de fe compartida de las Iglesias de las que se habla en el Nuevo Testamento, donde se ve claramente la comunión con otras Iglesias y la gran sensibilidad para atender a las necesidades de la evangelización universal. Cada Iglesia particular se ve como fruto de una evangelización previa que la ha hecho nacer para que, a su vez, se entregue a la misma dinámica evangelizadora.
Así, las nuevas Iglesias jóvenes que han ido surgiendo, se han ido comprometiendo con la acción misionera. Con ello, el futuro de la Iglesia y el futuro de la misión pasan por el compromiso misionero de cada Iglesia local. Y es que la vitalidad de la Iglesia se expresa en la vitalidad del dinamismo misionero.
- ¿Soy consciente de que la Iglesia en Valencia, como Iglesia local, también fue evangelizada en algún momento?
- ¿Sabes cuándo?
- ¿Crees que tiene ese necesario dinamismo misionero del que hablamos?
La raíz última y la identidad de las Iglesias que viven en comunión arranca del acontecimiento de Pentecostés (Hch 2): del dinamismo aportado por el Espíritu irán brotando multiplicidad de Iglesias. Así, la Iglesia irá naciendo en los diferentes lugares, allí donde haya una cultura en la que no haya sido anunciado el Evangelio, y esta convocatoria dará origen a una nueva Iglesia local.
La conciencia de misión y de envío que tiene la Iglesia cuando comienza a constituirse en un lugar, une en un proyecto evangelizador a los creyentes, facilita la personificación de la iglesia como tal (2 Jn 1,13) e identifica el carisma que tiene que desarrollar.
Así pues, la Iglesia local, que surge de la misión universal, ha de vivir para ella. Tuvo su origen en la acción de un misionero que, movido por el Espíritu, vino de fuera. Por ello, por fidelidad a su acontecimiento fundador, esa misma Iglesia debe responsabilizarse del envío de algunos de sus miembros para que se mantenga el dinamismo del Evangelio.
Es necesario y urgente que cada Iglesia local plantee su pastoral desde una perspectiva misionera. Si el
ejercicio de la misión universal es fuente de rejuvenecimiento de las Iglesias, la perspectiva misionera ha de impregnar toda la pastoral. Todos los organismos diocesanos deberían incorporar la perspectiva universal y todos los fieles deberían sentirse partícipes y protagonistas de la misión.
Con los misioneros enviados por su obispo (pero también por cada orden), en su necesaria conexión con su diócesis con las visitas y comunicaciones periódicas, ambas diócesis se enriquecen. Ambas aportan y, por consiguiente, ambas reciben. En esta cooperación, nadie se debe mostrar por encima de nadie, y nadie debe sufrir complejos ni de superioridad ni de inferioridad. Quizás todavía estemos en un momento en el que una parte aporta más medios económicos, materiales y personales, pero la cooperación, continuada en el tiempo, reporta indudablemente frutos en ambas direcciones (cf. La misión ‘ad gentes’ y la Iglesia en España, p. 61).
Nos preguntamos ahora:
- ¿Conoces algunas de las propuestas misioneras que nuestra diócesis ofrece?
- ¿Se te ocurren propuestas para la transformación misionera de las distintas realidades de nuestra Iglesia local de Valencia?
- ¿Sabes si en tu parroquia hay grupos de animación misionera?