Tuvo dos llamadas a la misión en dos JMJ… y a la tercera, en Panamá, ¡respondió!
La mayoría de vocaciones a la vida religiosa y misionera se esclarecen en la adolescencia y primera juventud, en muchos casos a raíz de experiencias religiosas o evangelizadoras. En el caso de Daiane Silva Pereira, su discernimiento comenzó a los 19 años y ha ido de la mano de todas las JMJ presididas por el Papa Francisco. Cuenta a Aci Digital que ha sido gracias a estos multitudinarios eventos que pudo tomar la decisión más importante de su vida y entregarla por entero a la misión como integrante de la Comunidad Canção Nova, en Brasil.
Explica que antes de su primera Jornada Mundial de la Juventud en Rio de Janeiro (2013), nunca se había parado a pensar en su vocación. Esta, dice, “siguió al Papa Francisco”, al que considera “un motor de Dios“.
“Los discursos del Papa, los temas de [los que hablaba] cada día, siempre encajaban como anillo al dedo en lo que estaba viviendo”, relata.
Tanto para Pereira como para Francisco, la de Río de Janeiro fue su primera JMJ.
Pese a que la joven, que entonces no llegaba a los 20 años, no había planteado su vocación con anterioridad, recuerda como “una experiencia inimaginable” la semana misionera previa a la JMJ, especialmente al poder conocer la cultura y fe de católicos de otros países.
“Algunos compartían conmigo que en mi ciudad podíamos usar camisetas con imágenes o estampados de Jesús, pero que en sus ciudades algunos ni si quieran podían decir que eran cristianos y eran perseguidos o humillados. Fue muy impactante para mí, porque no valoramos lo que tenemos. Fue un despertar”, asegura.
El primer llamado, en Río de Janeiro: “Aquí está tu sitio”
Conforme avanzaba la JMJ de Río y Daiane profundizaba en su fe, vislumbró “el llamado que Dios tenía” para ella. Pronto recordó el encuentro de jóvenes de la Comunidad Canção Nova, en la que participó en dos ocasiones antes… y volvió tras la JMJ.
“El Señor me dijo: `¿No quieres dar un paso más? Entonces hazlo´. Pero yo no pensé que pudiera”, relata.
En 2015 sintió un nuevo mensaje del Señor: “Aquí está tu sitio“. Pero ella pensaba que “no tenía sentido”, creía que “no podía dejarlo todo”… y eludió tomar una decisión.
Y el segundo, en Cracovia: “Te estoy llamando”
Un año después tuvo lugar la segunda JMJ de Pereira, en este caso, en Cracovia. Paseando, volvió a sentir el llamado al meditar sobre el famoso episodio de Santa Faustina en el que, mientras bailaba, vio a Jesús crucificado diciéndole: “Hija mía, ¿hasta cuándo me harás sufrir; hasta cuándo me engañarás?”. Y de pronto, Daiane escuchó algo similar: “¿Hasta cuando tendré paciencia? Te estoy llamando“.
Aquel día afirmó experimentar la misericordia de Dios “de una forma concreta”. Ya no podía retrasarlo más, y así comenzó su discernimiento vocacional.
La respuesta en Panamá: “Haz tu voluntad y no la mía”
Siguieron pasando los años… y llegó la JMJ de Panamá, en 2019, convocada bajo el lema “He aquí la esclava del Señor”.
“Fui con muchas dudas sobre si sería capaz de hacer frente a la vida misionera y sus exigencias. Muchas veces queremos saberlo todo, tener certezas. Ante mis dudas, pensé: ‘Si Nuestra Señora dijo que sí y el Señor hizo todo a través de ella, yo también estoy aquí, Señor; haz tu voluntad y no la mía‘”, relata.
La decisión estaba tomada. Al siguiente año, Pereira se unió al discipulado de la Comunidad Canção Nova, de la Renovación Carismática Católica, mientras se preparaba para una próxima JMJ que comienza este 1 de agosto.
“No sé lo que me espera en este viaje. Estoy deseando que empiece. Pero Dios ya ha puesto muy fuerte en mi corazón que Nuestra Señora escuchó el llamado de Dios, dio su ‘sí’ y partió con prisa para servir, para hacer la voluntad de Dios. También necesito salir de mí misma, llevar la buena noticia a los demás, y sobre todo con prisa. Los tiempos de hoy son muy difíciles, los jóvenes de hoy son muy difíciles de evangelizar, hay muchos jóvenes que se pierden”, lamenta.
Daiane desprende afán apostólico con cada palabra, preocupada por “cuántos jóvenes quedan por evangelizar para que puedan vivir la experiencia de Dios”.
Antes de concluir, la joven misionera cita al fundador de su comunidad, el sacerdote brasileño Jonás Abib, mostrando su deseo de “correr detrás de este pueblo para apresurar la venida del Señor”.