Mensaje del Papa Francisco por el 180 aniversario de la fundación de la Obra Pontificia de la Santa Infancia
Publicamos el mensaje del Papa Francisco a los “niños y jóvenes misioneros, a los
padres, formadores y amigos” de la Obra Pontificia de la Santa Infancia, que este 19 de mayo ha celebrado el 180 aniversario de su fundación. El mensaje lleva la fecha de hoy, domingo 1 de octubre, memoria litúrgica de Santa Teresa de Lisieux, Patrona de las misiones:
Excelencia Reverendísima, Queridos niños y adolescentes misioneros, padres de familia, formadores y amigos! El pasado 19 de mayo se celebró el ciento ochenta aniversario de la fundación de la Obra Pontificia de la Santa Infancia y muchos de vosotros seguís celebrando en estos días este feliz aniversario. Monseñor Charles de Forbin Janson, obispo de Nancy, pastor de gran corazón apostólico, la fundó en 1843, habiendo descubierto, a través de cartas de misioneros franceses, que muchos niños y niñas en China morían de hambre y de abandono. Así nació en él una fuerte preocupación por la salvación de ellos, no sólo física sino también espiritual, porque Jesús, el Hijo de Dios, murió y resucitó para la salvación de todos. Precisamente de su ardor misionero queremos extraer, con motivo de este aniversario, una primera lección importante: la de preocuparnos por la salvación de los demás. En efecto, como verdaderos discípulos de Jesús, cultivando en nosotros un corazón semejante al suyo, no podemos dejar de desear ardientemente que todos se salven. Así comenzó vuestra hermosa asociación, que aún hoy, activa y vivaz después de 180 años, enseña a muchos niños y adolescentes de todo el mundo a ser discípulos misioneros. Este año, además, se cumplen 150 años del nacimiento de un miembro muy especial de la Obra: Santa Teresa del Niño Jesús, patrona de las misiones, inscrita desde la edad de siete años. Hoy, 1 de octubre, celebramos su memoria litúrgica y queremos acoger de ella un segundo precioso mensaje: con nuestra oración, aunque seamos pequeños, podemos contribuir a hacer conocer y amar a Jesús, en silencio, ayudando a los demás a hacer el bien. La oración – nos enseña santa Teresita – es la primera acción misionera, y puede llegar a todos los lugares del mundo, a cada niño y a cada adolescente, a cada misionero. Por eso os invito a crecer, a través de esta, en la amistad con nuestro Salvador, y en la amistad entre vosotros y entre todos los niños y adolescentes del mundo, para ser constructores de paz.
Queridos niños y adolescentes misioneros, quiero agradeceros, porque con vuestro compromiso nos ayudáis a todos nosotros a ser testigos valientes del Evangelio y a compartir con los demás, además de las ayudas materiales, lo más preciado que tenemos: la fe. Y quiero agradecer también a vuestros padres y a los animadores que os siguen, promoviendo el carisma y la espiritualidad de la Obra de la Santa Infancia. Es una “Obra Pontificia”, es decir, universal, de la Iglesia católica, del Papa y por eso os considero mis colaboradores especiales. Os recuerdo, sin embargo, que esta cualificación implica también otro compromiso importante: el de construir puentes y relaciones, siguiendo el ejemplo del mismo Cristo, y os insto a que esto lo hagáis también. Seguid comprometiéndoos según el carisma que os dejó monseñor Charles de Forbin Janson, siguiendo la pequeña vía de santa Teresa del Niño Jesús, fieles a vuestro lema: “Los niños rezan por los niños, los niños evangelizan a los niños, los niños ayudan a los niños”. Que el Señor os bendiga y os acompañe siempre y, os recomiendo, no olvidéis rezar por mí.
Agencia Fides