La caridad se demuestra ‘ensuciándose las manos’
El Papa Francisco mantuvo durante la JMJ un encuentro con representantes de centros de asistencia y caridad en el Centro Parroquial San Vicente de Paúl, del barrio Serafina, tras haber confesando a algunos jóvenes en la Plaza del Imperio.
“La caridad es el origen y la meta del camino cristiano, y su presencia, realidad concreta de ‘amor en acción’, nos ayuda a no olvidar la ruta, el sentido de lo que hacemos”, destacó.
A raíz de los testimonios de algunos de los representantes, el Papa centró su discurso en tres aspectos: hacer el bien juntos, actuar concretamente y estar cerca de los más frágiles.
Tomando como referencia el testimonio de uno de los participantes, el pontífice habló de lo importante que es que uno no se debe dejar “definir” por la enfermedad, sino hacerla parte viva del aporte que nosotros damos al conjunto, a la comunidad.
“Es verdad no debemos dejarnos ‘definir’ por la enfermedad o por los problemas, porque no somos una enfermedad o un problema. Cada uno de nosotros es un don, un don único —con sus límites—, un don valioso y sagrado para Dios, para la comunidad cristiana y para la comunidad humana”, sostuvo.
El Papa también se refirió a otro testimonio, el de don Francisco, que citando a san Juan XXIII ha dicho que “la Iglesia no es un museo de arqueología”.
“Algunos la piensan así, pero es la antigua fuente del pueblo que suministra el agua a las generaciones actuales igual que a las generaciones pasadas”, reconoció.
El Papa hoy te pregunta: ¿le tienes asco a la pobreza?
Francisco se detuvo también en la importancia de entender que no existe el amor abstracto: “No existe el amor platónico, está en órbita, pero no está en la realidad”, aseguró, y subrayó que “el amor concreto es ese que se ensucia las manos”.
Asimismo, expuso una serie de preguntas para hacer reflexionar sobre la caridad. “Cada uno de nosotros se puede preguntar: el amor que yo siento hacia todos los de aquí, lo que siento hacia los demás, ¿es concreto o abstracto? ¿Yo, cuando le doy la mano a una persona necesitada, a un enfermo, a un marginado después de darle la mano, hago así enseguida (hace un gesto de limpiarse las manos) para que no se me contagie?, ¿le tengo asco a la pobreza, a la pobreza de los demás?, ¿busco siempre la vida destilada, esa que existe en mi fantasía, pero no existe en realidad?”.
Francisco recuerda que hay muchas vidas “destiladas, inútiles que pasan por la vida sin dejar huella, porque su vida no tiene peso”, pero aclara, “aquí tenemos una realidad que deja huella, una realidad de tantos años que está dejando una huella que es de inspiración a los demás”.
“No podría existir una Jornada Mundial de la Juventud sin tener en cuenta esta realidad, porque esto también es juventud, en el sentido de que ustedes generan vida nueva continuamente”, puntualizó.
Por último, Francisco agradeció la “conducta” de los representantes de la caridad, pues gracias a su compromiso y a ensuciarse las manos por tocar la realidad y la miseria de los demás, “están generando inspiración” pero también “vida”.