El pasado sábado día 17 de junio fallecía Ana Morata Juan, misionera Verbum Dei, en el Centro Misionero Verbum Dei de Siete Aguas, donde residía desde hacía muchos años. Su entierro tuvo lugar el lunes día 19. Nacida en Sa Pobla, Mallorca, el 22 de septiembre de 1936, ingresó en el Verbum Dei también un día 19 de junio, en 1964. Durante el periodo de expansión que el naciente instituto conoció en los años 70 participó en numerosas fundaciones tanto en América como en Asia. Cuando regresó a España colaboró estrechamente con el fundador del Verbum Dei, el padre Jaime Bonet Bonet, en las tareas de formación y gobierno, en la consolidación del carisma y de la institución y en la expansión misionera de la Fraternidad Misionera Verbum Dei por todo el mundo.

Era conocida por el nombre familiar de Anita y fue una misionera que se caracterizaba por ser una persona de Dios y de constante oración, así como por la austeridad de vida, la sencillez, la alegría y, sobre todo, la capacidad de escucha, de acogida y de consejo. En el Centro Misionero Verbum Dei de Siete Aguas su puerta estaba siempre abierta a quien quisiera acercarse a hablar con ella. Muchas misioneras Verbum Dei pero también religiosas, sacerdotes, laicos y jóvenes podían contar con su oración y su atenta escucha. Mujer incansable estuvo siempre disponible para todos hasta el momento en que en la madrugada del sábado se durmió en el Señor.

En el recordatorio de su fallecimiento se dice: “Anita llevaba consigo un corazón rebosante de esperanza al darse cuenta de que la Fraternidad Misionera Verbum Dei estaba lista para responder a las necesidades de la Iglesia, guiada por el carisma que Dios nos ha concedido. La cita ‘Algo nuevo está surgiendo, ¿no lo notáis?’ (Is 43, 19) resume ese momento crucial en los últimos momentos de su vida, otorgándole esperanza, ilusión y seguridad”.